Muchos me habéis oído decir en más de una ocasión que el blog me da muchas satisfacciones. Me alegra, me saca muchas sonrisas…pues bien, una de estas alegrías llegó hace un mes de la mano de Davinia.
Hasta ese mismo día no sabía que tenía una seguidora que valoraba que mi blog fuera “diferente, amplio, personal, cuidado y de muy buen gusto” como ella misma me dijo. Nos pusimos a hablar y no se muy bien cómo, pero me contó de manera muy especial el día de su boda. Y tan impactada me quedé del sentimiento con el que me explicaba cada detalle, el valor que le daba al gran paso que había dado, que supe que quería y tenía que dedicarle un post para agradecerle sus bonitas palabras. Le propuse la idea y aceptó, por lo que le doy las gracias.
Jorge y Davinia son una pareja con unos valores muy a destacar en estos días. Cuando ella me dijo que se había casado lo hizo con estas bonitas palabras “Fue el primer día del resto de nuestra vida, disfrutamos preparando y cuidando cada detalle, principalmente la ceremonia… El día fue maravilloso, estuve tranquila y disfrutamos de principio a fin cada momento y ahora, estamos viviendo la mejor etapa de nuestras vidas”. Con una descripción así de su boda, ¿se merecía o no un post? 
Ella contaba con estas mismas palabras, que mientras organizaba su boda, se había topado con mil blogs cuyo denominador común eran fotos apoteósicas, vestidos despampanantes, carritos de feria pero…poco sentimiento, sin momentos de simbología y nada de entender la boda como una vocación, una unión sagrada ante Dios.
Me decía que “su noviazgo comenzó con dos niños que jugaron a quererse y han madurado amándose y entregándose el uno al otro, decidiendo dar el gran paso de unirse en sagrado matrimonio. Es una historia desde siempre y para siempre” y el 6 de julio de 2013 fue, tras trece años de noviazgo, fue el día elegido para contraer matrimonio.
Los detalles y la simbología se respiraban desde el proyecto inicial hasta el día mágico. “Nuestra boda fue NUESTRA, cada detalle, cada momento…se respiraba la esencia de Davinia y Jorge”.
Cuando le pregunté un poco más me dijo: “¿Por dónde empiezo? tengo tanto para contar..”
Y como toda novia empezó por el vestido. Su algo nuevo, algo viejo, prestado, único e inigualable era su vestido. Tiene como treinta años y fue el que llevó su madre el día que se casó. Le estaba algo “raquítico” asique bueno, puesta en marcha a buscar en almacenes de Madrid una tela idéntica a la organza de hace treinta años años, un reto nada fácil con algún altibajo. Una vez conseguido, ¡manos a la obra! a diseñar los cambios y mantener la esencia. Y el resultado fue magnífico, con su imaginación y las maravillosas manos de Concha.

Los zapatos “los pedí por internet, un flechazo casi un año antes .Los pendientes, peinas, abanico, mantilla etc. fueron viniendo poco a poco en pequeñas grandes sorpresas»


Del peinado no tenía duda, Davinia quería una trenza. Un trabajo genial que su peluquera hizo sin utilizar ¡ni una sola horquilla!

Jorge, el novio, “iba guapísimo con un chaqué clásico, con chaleco, corbata y pañuelo en tonos verdes. Todo combinado pero todo diferente simplemente perfecto.”

Todos los detalles fueron importantes, pero sin duda alguna, lo que con más cariño prepararon fue la ceremonia “De principio a fin elegimos y redactamos personalmente cada momento. Diseñamos unos misales con la imagen de nuestra patrona como portada, el Evangelio no pudo ser otro que el de las bodas de Caná. En las ofrendas no faltó el vino de nuestra Cooperativa Virgen de las Viñas. Tampoco el pan, la Biblia, los catecismos y unas llaves… Todos participaron en las lecturas, peticiones, ofrendas, incluidos nosotros. Yo redacte y leí la acción de gracias y Jorge una preciosa y emotiva conclusión final. La música también fue importante, elegimos cada pieza que tocaron un violoncello y una flauta que sonaba de fondo durante la ceremonia”

«Agradecerle a Federico, que oficiara la ceremonia de una manera tan cercana y estuviese a nuestro lado en todos los preparativos de ella».




«Nada más llegar al jardín se encontraba un bodegón de protocolo de bienvenida, realizado por un buen amigo que estuvo a su lado desde el primer momento en la preparación de todo. Y el photocall, de un estilo muy personal, también fue obra suya. No faltaron las divertidas fotos polaroid en el photocall del que guardamos un precioso álbum de dedicatorias junto con las polaroid de cada uno, con nosotros»


“Hay momentos en la vida que son especiales por si solos. Compartirlos con las personas que quieres los convierte en momentos inolvidables. Gracias por acompañarnos a todos los familiares y amigos que hicierón mágico este día”
(Fotos profesionaless: Foto Monreal)
«Por supuesto, no puedo olvidarme de agradecer a Foto Monreal por conseguir esas fotos que tanto me transmiten y evocan»
Esta historia la ha escrito ella, en primera persona, porque yo no hubiera sido capaz de trasmitir con palabras la ilusión, el amor y la pasión que Davinia pone al contar como fue “el primer día del resto de sus vidas”.